Subido el 22 de jul a las 11:19 hrs
Actualmente, la formación docente cobra una particular relevancia en el contexto educativo actual, en virtud de la necesidad de ofrecer experiencias de actualización pedagógica, disciplinar y de desarrollo humano, a los académicos de las instituciones educativas de todos los niveles, en pro de estar capacitados para ofrecer experiencias formativas de calidad y acorde a las necesidades del momento histórico en el cual nos encontramos. Diversos autores en el campo educativo han discurrido en la importancia de considerar la formación docente como piedra angular de la innovación educativa, dado que si se logra un cambio en las concepciones pedagógicas, la forma como se asume y atiende la práctica docente y las nuevas miradas con que se concibe el papel del maestro en la actualidad, quienes nos dedicamos a la docencia podremos vivir la experiencia de transformar el campo educativo y, por ende, el desarrollo integral del estudiantado; en este sentido, Banderas et al (como se cita en Careaga et al., 2023:83) refieren que “para comprender y asumir el reto que la realidad social exige, maestros mejor preparados, cuya formación esté cimentada en valores, actitud y profesionalismo garantizando una sociedad armónica , con elementos suficientes para rebasar estereotipos anquilosados, individualistas que dificulten el aprendizaje de los estudiantes, es necesario incursionar en los diferentes escenarios con la posibilidad de transfigurar el hacer docente desde una perspectiva transdisciplinaria”. La formación docente ha sido y sigue siendo objeto de particular interés en proyectos de investigación educativa donde se han explorado, de manera particular, las tendencias en las que ésta gravita. Los reportes de resultados en materia investigativa han considerado que dicha formación necesita ser continua y sistemática, lo cual necesita materializarse en planes institucionales de capacitación y actualización docente, con vistas a incentivar el desarrollo profesional de la comunidad académica; esto ha tenido como reto el contar con un equipo de especialistas en el campo de la educación y de otras disciplinas, con el propósito de configurar procesos formativos a través del diseño de programas para tal fin. Si consideramos la importancia de la educación, como la oportunidad de expandir nuestras potencialidades y desarrollarnos de manera integral, los docentes, formadores de otros, necesitan ver en esta tarea, un tesoro intangible (Delors, 1996:35), digno de trasmitirse y ser compartido con otros, para lo cual, una sólida y continua formación siempre es necesaria.
Asegurar que todos los y las estudiantes adquieran los conocimientos, habilidades y competencias necesarias para el desarrollo pleno de su potencial en su vida.